Château_d'Yquem

Si vinos como el Mas la Plana o el Miserere, o qué decir del Pingus o L’Ermita, os parecen caros… al ver los precios de estas botellas se os pondrán los pelos de punta. Son ediciones especiales, añadas muy antiguas y rarezas por las que se han pagado auténticos dinerales. Son, sin lugar a dudas, los vinos más caros del mundo.

Uno de los que ostenta este privilegio, y ya lo hace sin tener que recurrir a ediciones especiales, es el Château d’Yquem. Está considerado quizá el mejor de todos los vinos blancos y eso tiene un precio; pero si a eso se le suma una añada antiquísima, la cosa se dispara. Un coleccionista americano pagó 100.000 dólares en 2006 para hacerse con una botella de 1787.

Las bodegas francesas ostentan cierto prestigio que unido a su buen hacer profesional hacen que sus vinos sean también un elemento codiciado. Ejemplo de ello es otro de los grandes ilústres de esta apasionante mundo: Rothschild. Una botella de tres litros, la conocida como Jereboam, del Château Mouton de 1945 se alzó hasta los 114.614 euros en 1997 durante una subhasta en la famosa casa Christie’s de Londres.

En este particular ranking se encuentra también un Cheval Blanc de 1947. En esta ocasión, la casa Vinfolio de San Francisco pagó 135.125 dólares por una Jeroboam de este vino, uno de los dos que ha conseguido merecer la clasificación de Clase A en la Clasifiación de Vinos Sant-Emilion.

Más se pagó por otra botella cuyo contenido sobrepasa el mundo del vino para entrar en el del coleccionismo histórico. Se trata de una botella de Château Lafite, otro de los grandes nombres de la historia del vino proeducido por los Rothschild, de 1987. Lo particular de esta botella es que se especula que precediera directamente de la bodega personal del que fuera presidente de los EUA Thomas Jefferson. Su precio ascendió a los 160.000 dólares en 1985.

Otro puesto de honor en este listado lo ocupa un Château Margaux de 1787. En 1989 su poseedor, William Sokolin, valoró una botella de este excepcional vino en medio millón de dólares. Sin embargo, en una cena organizada por la propia bodega en el hotel Four Seasons de Nueva York un camarero rompió la botella en un fatal accidente. La aseguradora pagó por ella 225.000 dólares. Es la mayor cantidad pagada jamás por un vino.

Y cuando más sube el precio pagado por una botella es el momento en que los espumosos entran en escena. El primero de ellos en ascender en el ranking es una botella de Shipwrecked 1907 Heidsieck. 200 botellas de este champagne fueron rescatadas de un barco hundido durante la I Guerra Mundial y cuyo destinatario se especula que era el Zar Nicolás II de Rusia. Su valor histórico ha hecho que se hayan vendido por 275.000 dólares desde que se encontraron en el año 1998. Este es, sin duda, el champagne más caro del mundo.

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