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A la hora de recomendar un plato para nuestro vino blanco preferido, suenan nombres como ensalada verde o espaguetis con queso. Pero el plato estrella, el menú perfecto para maridar nuestro vino y obtener un resultado redondo, es el pescado blanco. Es cierto que algunos tipos de pescados, como los azules, que son mucho más grasos (por ejemplo, el atún o el salmón), van mejor con un tinto joven, igual que los ahumados o los que se cocinan con salsas pesadas. Pero los blancos resultan ideales para los vinos… blancos. Blanco con blanco. Sencillo, ¿no?

Aprender qué tipo de vino blanco va mejor con el pescado que tenemos pensado servir es muy fácil. Para ello, y para tener una guía fácil de seguir y mucho más concreta, dividiremos los pescados en dos grandes grupos:

1. Los pescados magros. A diferencia de los pescados azules, los pescados blancos o magros tienen un contenido graso mucho menor que sus opuestos, pues no supera el 2%. Suelen tener un sabor suave y unos filetes delgados. Algunos de los pescados magros más consumidos son el lenguado, la lubina, el rodaballo o la perca. Para estos platos, lo mejor es un vino a base de uva Albariño, como el Nora de la D.O. Rías Baixas, o uno elaborado con Verdejo, como el vino blanco Corazón Loco de la bodega Iniesta.

2. Los pescados de textura media. Su carne es mucho más firme y gruesa que los anteriores. En este grupo se incluyen pescados como la trucha, el pargo, el mero, el bacalao o la merluza. Algunos de estos pescados se hacen a la plancha o fritos, así que, para compensar ese sabor más fuerte, se recomiendan blancos de medio cuerpo, con intensidad aromática y gustativa como el Raimat Clamor de la variedad Chardonnay, o aquellos envejecidos en barricas de roble como el Taleia de Castell d’Encús.

También debemos tener en cuenta el proceso de elaboración de nuestro plato. Si, por ejemplo, cocinamos un pescado semi-graso como la dorada en salsa a base de limón o vinagre, también lo podremos acompañar de vinos a base de Verdejo o de tipo Viura. Si, por el contrario, escogemos una salsa más dulce, nos decantaremos por vinos más oscuros como el Auzells o el Sisquella, elaborados a base de Moscatel. Para las salsas elaboradas con hierbas como el perejil o la albahaca, lo mejor es escoger Verdejos o vinos a base de Garnacha blanca, como el Kyrie o el Vinyes Trobades.

Y para los amantes del buen sushi también existe el vino perfecto. En este caso, los vinos blancos más frutales como los Chardonnay, los Pinot Blanc (Cristiari) o los Sauvignon Blanc (Fransola), son la mejor elección.

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