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Recibe el título de “uva noble”, pero todo el mundo la conoce como tempranillo. También conocida como Tinta del País, Cencibel o Ull de Llebre en catalán, entre otros, es una de las variedades de uva de origen español más cultivada en las Denominaciones de Origen de nuestro país.

Tempranillo es un diminutivo de “temprano”, haciendo referencia al corto período de tiempo que la uva tarda en madurar. Procede de la hibridación espontánea de las variedades Albillo Mayor, un tipo de uva muy conocida que se elabora en el centro de la Península, y la Benedicto, que casi no se cultiva, excepto en zonas muy puntuales de la comunidad de Aragón.

¿Dónde se cultiva?

El tempranillo es la uva exclusiva de España y la más conocida fuera de nuestro país. Para obtener esta variedad en su máxima calidad se requiere un clima fresco; pero para conseguir el color intenso y deseado de los frutos y lograr los altos niveles de azúcar requeridos para la elaboración del vino, también se necesita calor. Esos contrastes térmicos son característicos del clima mediterráneo continental que predomina en las fincas ubicadas dentro de la Denominación de Origen de Costers del Segre. Actualmente, el cultivo de esta variedad se focaliza sobre todo en las subzonas de las Valles del Riucorb y Raimat.

También encontramos grandes cultivos de estas vides en las Denominaciones de Ribera del Duero, Rioja, Catalayud, Cigales, La Mancha, Somontano, Valdepeñas y la Conca de Barberà.

¿Qué aspecto tiene?

La uva tempranillo madura se caracteriza por su color negro azulado. Los racimos tienen forma cilíndrica y son compactos. Las bayas son esféricas, de color negro púrpura con una pulpa incolora. Da aromas a frutos del bosque, en especial frambuesa y fresa.

¿Qué tipo de vino ofrece?

Por lo general, el vino elaborado a partir del tempranillo tiene una graduación alcohólica alta y poca acidez. Suele usarse en mezcla, donde predomina sobre las otras variedades, y su resistencia a la oxidación permite una excelente convivencia con el roble.

Los vinos elaborados con la uva tempranillo bien pueden ser jóvenes, aquellos con menos de 2 años de envejecimiento y que deben ser consumidos rápidamente para que no pierdan sus cualidades; de crianza, sometidos a un proceso de envejecimiento de al menos 24 meses; reserva, que pasan, como mínimo, tres años; y Gran Reserva, que envejecen 18 meses en barrica y otros 42 en botella.

Los vinos a base de tempranillo poseen un agradable color rojo intenso y matices violáceos en su juventud que con los años se transforma en un color anaranjado o teja. Los aromas primarios recuerdan a frutas rojas maduras con algo de frutos secos. También deja sentir frutos silvestres, guindas, frambuesas y un leve olor a pasto recién cortado complementados con tabaco, café y cacao.

Posee un paladar franco, interesante en vino joven y aterciopelado cuando envejece. No es una variedad muy rica en taninos, por lo que suelen ser amables en boca y sabrosos. Tiene sabores que recuerdan a las fresas y frutos silvestres, como moras y grosellas. El roble suele aportarle notas de chocolate y vainilla.

Los vinos a base de tempranillo suelen maridar muy bien con platos de aves. Una buena elección es este caso sería el tinto Protos (D.O. Ribera del Duero), aunque también podríamos optar por un tempranillo como el Roc Nu de la bodega Clos Pons. Si nos decantamos por un menú a base de carne roja, que también resulta un acompañante perfecto para este tipo de vino, podemos escoger un monovarietal como el Pago de los Capellanes o una opción más asequible pero igual de acertada, el Gotim Bru del Castell del Remei.

El aumento de la superficie sembrada en la última década arroja datos importantes en cuanto al liderazgo de las plantaciones en los próximos años. Y es que el cultivo del tempranillo ha aumentado más que el de cualquier otra uva entre los años 2000 y 2010, convirtiéndolo en una de las variedades más extendidas en el mundo.

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